Últimamente este blog se está convirtiendo en un lugar del que solo se habla de cocina, y no es que no haga otras cosas aparte de visitar restaurantes, solo que no me apetece mucho escribir de otros temas y me consta que tengo seguidores a los que gusta que les recomiende buenos sitios a los que acudir.
Entrando en faena, este fin de semana fuimos a visitar el restaurante Mejillón, en el que su especialidad más reconocida es el cocido madrileño.
Te estaba tomando el pelo; con un nombre tan descriptivo solo pueden ser especialistas en una cosa, los mejillones. Esos moluscos bibalbos (gracias Wikipedia) tan sabrosos y que se pueden preparar de muchas maneras.
El Mejillón (o Mejillón a secas) es un restaurante como los que te puedes encontrar en Bélgica, país en donde el concepto Moules et Frites son uno de sus platos tradicionales. Deliciosos mejillones de roca servidos en su cazuela con diferentes salsas internacionales y acompañados de patatas fritas.
Y como no podía ser de otra forma, a estos mejillones no le puede faltar su cerveza belga (o española, si la prefieres). Disponen de más de 30 referencias.
Pedimos como entrante la burrata, plato consistente en un tipo de queso italiano, muy similar a la mozzarella pero en lugar de leche de búfala, usan leche de vaca tradicional. Es un queso cremoso que acompañado de rúcula, piñones y un pesto de anchoa resulta delicioso.
Antes de seguir, quiero indicar que nos pusieron unas patatas chips acompañadas de un paté de mejillón a modo de aperitivo.
Tras la burrata nos pedimos una cazuela de mejillones thai. La cazuela suele ser individual, pero nosotros no somos de mucho comer y preferimos compartir.

El plato venía acompañado de una pequeña ración de patatas fritas. Los que alguna vez hemos estado en Bélgica y probado sus patatas fritas, podemos decir que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Aquí falla la combinación de Moules et Frites, ya que estas patas son congeladas.
Pero eso no resta en la calidad de su cocina y debo decir que a buen seguro repitamos experiencia para probar otra cazuela de mejillones distinta.
De postre tienen el omnipresente gofre belga, con chocolate, dulce de leche… Pero a mi me llamó la atención un postre llamado Suspiro Chai que resultó ser una combinación de dulce de leche con té chai y coronado por un merengue con canela.

Rico, aunque algo empalagoso. Recomendable si eres extremadamente goloso.
En líneas generales nos ha gustado la experiencia. El local está muy bien y el centrarse en una especialidad me parece todo un acierto.
[box type=”info” ]Mejillón está en la calle Orellana 1 de Madrid.
Precio entre 30 y 35 € por persona.[/box]
Los simpson xxx
19 de septiembre de 2016 at 18:01
Para la anemia este plato es muy bueno. El mejillón uno de los productos que se recomienda para este déficit